El consultorio de psicoterapia es un lugar en donde se nos abren las puertas a nuestro mundo interno. Por medio de la palabra, si somos adolescentes o adultos y el juego cuando somos niños, con la guía del terapeuta vamos descubriendo poco a poco aquello que habita en lo más profundo de nuestro ser.
A medida que se van destapando nuestros sentimientos, fantasías, pensamientos, emociones, deseos, sueños...nuestra historia, vamos generando consciencia del por qué actuamos como actuamos, amamos como amamos, vivimos como vivimos, este conocimiento nos facilita hacernos responsables de nosotros mismos y nuestros actos.
El terapeuta es tan sólo un apoyo para ayudarnos a descubrir las raíces de nuestro sufrimiento y poder comprenderlas para alcanzar nuestro bienestar. Terapeuta y paciente trabajan juntos para lograr un cambio profundo y duradero que se verá reflejado en nuestra vida emocional y la calidad de las relaciones que establecemos con los demás.
Una de las respuestas más comunes con las que nos encontramos cuando a alguien se le sugiere iniciar un proceso terapéutico es: "Yo para qué si no estoy loco", una respuesta para este tipo de prejuicios podría ser: la psicoterapia no es para curar la locura, es un proceso de autoconocimiento para todos, pues todo ser humano sufre, siente, piensa, fantasea, sueña...es un proceso que nos ayuda a entender nuestra historia pues no hay vida perfecta ni vacuna para el dolor, acudir a terapia es una manera de cuidarnos ya que tan importante es la salud física como la mental para vivir en plenitud.
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